lunes, 12 de noviembre de 2018

Regulacionistas en el 8M de Sevilla

Si la prostitución fuera un trabajo como otro cualquiera, te podrían pedir sexo como parte de tu trabajo. Imagina por un momento esa cláusula en tu contrato de camarera o secretaria. O de investigadora en la universidad, en tu contrato de ingeniera o de médico o de lo que sea... Tú dales los medios y déjales a ellos la imaginación. Y digo ellos, porque a día de hoy, la mayoría de los puestos directivos continúan en manos de hombres. Dejarían de existir las denuncias al jefe por acoso sexual, porque sencillamente dejaría de existir el acoso laboral para pasar a ser "un trabajo como otro cualquiera". Por supuesto no tendrías derecho a indignarte en la oficina de empleo si te dicen que según tu perfil y el mercado actual, lo mejor que tienen para ti es un puesto de puta. Puede que hasta APROSEX, la patronal del sindicato OTRAS, te capacite profesionalmente con sus cursos para ejercer la prostitución. Pero ya no pagarías por el curso como ahora, estaría subvencionado por los fondos estatales para la creación de empleo, como otro trabajo cualquiera. Nadie te obligaría a firmar ese contrato, claro, elegirías libremente. Pero no te quejes si te penalizan y te quitan tu subsidio de desempleo por negarte a aceptar un trabajo como otro cualquiera.

¿Te parecería bien que a tu hija/sobrina/hermana, le diesen charlas en el instituto las captadoras de "trabajadoras sexuales" para burdeles? Eso también sería normal si la prostitución fuera un trabajo como otro cualquiera. Si lo fuera. Pero no lo es. Digan lo que digan los discursos repetitivos y vacíos de las defensoras de la regulación, la prostitución no es un trabajo. Esos discursos siempre se quedan cojos porque desde la normalización de la terrible desigualdad que genera la alianza de capitalismo y patriarcado, dicen elegir libremente. ¡JA! Que recurrente el mito de la libre elección. Solo unas pocas mujeres de todas las que están en situación de prostitución dicen ejercerla libremente, pero esas son las que tienen los micrófonos. A poco que escarbas en el patrocinio de esos y otros recursos, encuentras al verdadero beneficiado de las voceras: el proxenetismo. Pero a ellas les vale, porque la mayoría no escarba y se quedan fascinadas con el empoderamiento, la autogestión y la libre elección de estas mujeres prostituidas. Y es así como hasta los nostálgicos de la lucha obrera organizada apoyan, como en otro trabajo cualquiera ¿Cuantas de estas prostitutas regulacionistas "autogestionadas" recomendarían ese trabajo como otro cualquiera a su hija? No dudes que las habrá, aunque pocas. Algunas en su discurso de "puta empoderada y orgullosa" te dirán que sí, si su hija lo elige libremente, como otro trabajo cualquiera. Y si no te cuadra imaginarte a tu hija chupando pollas a desconocidos es que eres una puritana, ese no es su problema.
El rollito de la "libre elección" suena muy bien mientras sea otra la que sufra las circunstancias que te llevan a esa opción o la que es secuestrada por las mafias y encerrada en un burdel sin pasaporte; Mientras sea de otra el cuerpo que presta el servicio al patriarcado, que al final es de lo que se trata. Frente a las historias de las terribles vejaciones y violencias que sufren la mayoría de las mujeres en situación de prostitución, los sermones libertadores de unas pocas son música celestial. Muchas de "mis compañeras" feministas del 8M de Sevilla bailan al son de la explotación laboral disfrazada de lucha obrera.
Pero que no os engañen: Las personas no somos capaces de separar nuestra psiquis de nuestro cuerpo de 12 a 8 para satisfacer los deseos sexuales de los clientes y seguir con nuestra vida, felices, como en otro trabajo cualquiera. Al menos no todas. Y si bien no somos todas putas, por mucho que diga Silvia Federici, si que nos convertiríamos todas en prostituibles si sus reivindicaciones llegaran a algún lado.

¿Sabéis lo peligroso que es siquiera plantearse esto así en estos tiempos en los que las desigualdades cada vez se hacen mas extensas y profundas y la feminización de la pobreza se cronifica?
Cuando hablan de libre elección hablan de consentimiento, que es lo que compra el dinero del putero. No las oirás hablar del deseo sexual, porque la psiquis de la mujer prostituida no importa. Deshumanizarte de esa forma, utilizar tu cuerpo anulando tu ser, no lo hace otro trabajo cualquiera, digan lo que digan Ada Colau o Rocío Medina.
El patriarcado se reinventa continuamente para no perder su privilegio de hacer con nuestros cuerpos lo que se le antoja. La última moda es, aprovechando el esfuerzo del movimiento feminista por hacer la lucha más inclusiva e interseccional, utilizar nuestro propio discurso para deslegitimar las voces feministas opositoras a la normalización de la explotación sexual, señalándonos como opresoras. Me explico: Una vez que hemos asimilado la revisión de la doble o triple opresión de algunas compañeras como lesbiana/trans/migrante/racializada además de mujer, las regulacionistas le dan una vuelta de rosca de más al discurso y te convierten en una privilegiada; Tu voz de feminista occidental privilegiada ya no es válida para opinar de la "libre elección" de una mujer que decide alquilar su cuerpo. Yo les propuse luchar juntas contra la prostitución de las mujeres que no lo eligen libremente, las víctimas de trata, que son las mayoría de las que la ejercen, pero tampoco les sirve, dicen que eso ya es posicionarse contra la prostitución; lo dicen las mismas que se empeñan en diferenciar la prostitución de la trata. ¿En qué quedamos? También dicen que se las excluye de los colectivos feministas, lo que es rotundamente falso. Lo que se excluye son las actitudes machistas y violentas; las resoluciones impuestas, vengan de Nicaragua o de mi "compañera" regulacionista del barrio de al lado; vengan de frente, o edulcoradas...
Últimamente, le han dado una vuelta de rosca más: de feminista occidental, he pasado a feminista blanca, burguesa, de clase media. Lo de "clase media", ese invento para dividir a la clase trabajadora, ya me molesta venga de quien venga. Pero duele mas si es la compañera con las que hace unos meses me hermanaba una lucha motivada por las violencias machistas sufridas en nuestras propias carnes, la que me da de repente el papel de opresora. Las mismas compañeras con las que organizaba mesas redondas con mujeres migrantes, trans y racializadas, trabajando por unificar las luchas, hoy se pasan por el forro los consensos adoptados durante la organización de la huelga feminista y nos separan por clases sociales: arriba, las empoderadas prostitutas que piden derechos para las "trabajadoras sexuales". Abajo, la mayoría abolicionista; a las que no han conseguido echarnos con sus actitudes, estamos siendo silenciadas; muchas veces, eso sí, con una sonrisa en la cara.
Mientras todas construíamos
el puente desde abajo,
algunas se ocultaban, valle arriba,
fingiendo ser parte de nuestro trabajo.
Tiraban ramas rotas al curso del río.
Y piedras. Y hojas secas
que se volvían mugrientas.
Ya no fluía libre el río
solo se filtraba en las grietas.
Poco a poco, gota a gota,
se fue estancando el agua.
Agua que ya no era limpia.
Agua que ya no era clara.
Esperarían al puente para romper la presa,
para cruzar a galope en su caballo de Troya.
Y es que a veces la enemiga
es quien dice que te apoya.
Pero llovía. Y llovía.
Nos decían que llovía y nos meaban.
Las que llevan el paraguas
son las que ayer conspiraban.
Y la presa no aguantaba...
Aunque el puente aún está a medias
ya han empezado a cruzarlo
y yo, que puse mis ladrillos,
mi sudor y mi cemento,
quiero visibilizarlo.
¡Qué va a reventar su presa!
Construída con silencios,
con mentiras y desprecios,
hay mucho agua ya... ¡y pesa!
¡Qué si te pilla en el curso
te arrastrará la corriente!
El barco, lo tienen ellas
Te ahogarán, por disidente,
como me han ahogado a mí
sin que le importe a la gente.
¿para quién, pues, es este puente?

miércoles, 11 de abril de 2018

Feministas sevillanas a por la III


La III República no es una utopía. Es una urgente necesidad de regeneración democrática. Y puede ser una realidad, si todas nos unimos y luchamos juntas por conseguirlo. 

Fue con la proclamación de la II República y la aprobación de la nueva constitución, cuando la igualdad, también entre ambos géneros, pasó por fin  a ser una posibilidad real,  gracias en gran parte a la inclusión de las primeras diputadas, Victoria Kent (Izquierda Republicana), Margarita Nelken (Partido Socialista) y Clara Campoamor (Partido Radical). Y en especial , gracias a la aportación de la última en la redacción del artículo 25 "No podrán ser fundamento de privilegio jurídico: la naturaleza, la filiación, el sexo, la clase social, la riqueza, las ideas políticas, ni las creencias religiosas. El Estado no reconoce distinciones o títulos nobiliarios" y en su victoria en la vehemente lucha por derechos como el voto femenino, la educación o el divorcio.

El principio de una sociedad construida en base a la igualdad y las libertades alcanzadas, se vieron interrumpidas durante décadas por la dictadura machista y patriarcal de Franco; y sigue sin existir a día de hoy, en pleno siglo XXI, después de décadas de un Estado en forma Monarquía Constitucional, con un Rey impuesto por el dictador y nunca sometido a un referéndum de la ciudadanía; y con una Constitución, la de 1978, redactada sin tener en cuenta las reivindicaciones feministas (despreciadas con el "ahora no toca") y con toda una serie de preceptos claramente antidemocráticos, como la contradicción constitucional entre el artículo 1.2  “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”, y el artículo 56, apartado 3, que dice “la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”. Es una terrible vulneración del principio de igualdad entre todas las españolas que proclama nuestra Constitución, que urge corregir. Y si para conseguir la igualdad real es necesario iniciar un proceso constituyente, que así sea.


Las mujeres de Sevilla no olvidamos las torturas, violaciones y asesinatos de muchas de nosotras, a las que esta Monarquía Constitucional, heredera del franquismo, y esta contradictoria democracia pactada, humillan cada día que mantienen impunes tanto a los torturadores y asesinos que siguen vivos, como la memoria de los que ya no lo están; no olvidamos que Queipo de Llano, que basó su poderío militar en la violencia contra las mujeres, permanece enterrado con todos los honores en la Basílica de la Macarena, mientras las víctimas del terrorismo de Estado en la dictadura, los cuerpos de nuestras abuelas, continúan ignorados en las cunetas.

Las feministas exigimos vidas dignas de ser vividas, en una sociedad que se base en la igualdad y el respeto a la diversidad. Somos conscientes de que un objetivo tan básico, es un imposible bajo el yugo de la Monarquía y la Iglesia; y estamos dispuestas a luchar por el mundo que queremos, aprendiendo de las experiencias republicanas pero sin nostalgias, mirando hacia adelante:

Hacia la III 




martes, 27 de marzo de 2018

Valor feminista: Sororidad

Si tuviese que elegir uno, sólo uno, de los valores feministas, sería la sororidad. Una palabra preciosa de la que se abusa, incluso antes de que quede claro en el imaginario colectivo que es lo que significa. Pero la sororidad tiene nombre, porque existe.

Cuando me ha tocado explicar que es eso de la sororidad entre mujeres, alguna vez he recurrido a compararla con la conciencia de clase entre la clase trabajadora. La falta de conciencia de clase, que enfermó con la invención de la clase media y fue herida de muerte con la traición de los sindicatos mayoritarios y de la élite política, es la que nos mantiene divididas permitiendo que el 1% de la población siga ganando la lucha de clases, esclavizando y matando a gran parte del resto de la población mundial. Y hablo en términos globales, porque vivimos en un mundo tan globalizado que resulta obsoleto no hacerlo. Pero hubo un tiempo, no tan lejano, en que la empatía entre la clase trabajadora era algo generalizado, y no "cosas de rojas" como lo es hoy en día. Entonces, si una fábrica con beneficios amenazaba con despedir a una trabajadora, no agachaban la cabeza y cruzaban los dedos para que fuese "otra" la elegida, sino que todas las trabajadoras se unían para defender el puesto de trabajo de la compañera. Bien, pues la sororidad, es esa empatía, pero entre mujeres. A diferencia, en lugar de estar en la fase decadente, a punto de la extinción, que sufre la conciencia de clase, la sororidad está en la primavera de su existencia: joven, inexperta, un poco verde, pero energética y luminosa.
Decía Flora Tristán que la mujer es el proletariado del proletariado. Doscientos años después, sigue siendo así. Da igual en que lugar del mundo hayas nacido, pobre o rica, seas consciente de ello o no, nacer mujer es una dificultad añadida a tu existencia. El feminismo lleva siglos diciendo esto. Que las dificultades son muy diferentes, incluso extremas depende del lugar del mundo en el que naces, tampoco es nada nuevo.  Que las feministas somos conscientes de que aún estando en el mismo lugar, ser inmigrante, racializada o salirse de la heteronorma, es una doble o triple opresión, esperamos haberlo dejado claro en la pasada Huelga 8 M, y seguimos trabajando para tejer puentes y deshacer nudos entre nosotras. Pero la sororidad, tal y como yo la entiendo, va mas allá del feminismo tal y como lo entendemos la mayoría. 
Por mi situación personal, mujer blanca, CIS, hetero, es fácil empatizar con la reivindicación de las mujeres que me rodean, que piden cobrar lo mismo que sus compañeros hombres haciendo el mismo trabajo. Es fácil reconocer la injusticia que eso supone, hasta para hombres y mujeres que no se identifican con el feminismo. Por mi sororidad, empatizo aún más con las miles de mujeres que viven en situación de semiesclavitud, trabajando para las multinacionales que visten a muchas de las que luchan, a mi lado, contra la brecha salarial. Por mi sororidad, mi conciencia como miembro de un colectivo oprimido, el de las mujeres, dentro de un colectivo oprimido, el de las trabajadoras, siendo el lugar en el que he nacido un hecho circunstancial, soy todas las sirias violadas varias veces en el camino buscando un refugio de las bombas y el terrorismo, con los que el país en el que a mi me tocó nacer, contribuye; Soy Ahed Tamini y todas las palestinas que resisten al genocidio Israelí, con el que el país en el que me ha tocado nacer contribuye; Soy todas las mujeres detenidas por rebelarse a la imposición del velo islámico en Arabia Saudí, un país con el que el Rey, Jefe del Estado en el que me ha tocado nacer, un hombre al que nadie ha votado, contribuye. Soy todas las africanas que se ahogan intentando llegar a las costas de la Unión Europea y soy las que sobreviven y son tratadas como personas ilegales, como si eso existiera. Y no me muero de vergüenza al pensar que quienes firman las leyes que permiten que todo esto suceda, gobiernan en la Europa que me ha tocado nacer, porque es tan circunstancial que yo haya nacido aquí, como que ellas hayan nacido allí. La sororidad es lo que me une a todas las mujeres del mundo; me crea lazos con aquella a quien no pongo cara ni nombre, pero por quien lloro y por quien río, por quien alzo la voz cuando silencian la suya; la sororidad es la que hace que otra grite conmigo, o por mi cuando yo me quedo sin fuerzas. 

La sororidad es el valor mas preciado del feminismo, pero también una gran desconocida, y hay que cultivarla más antes de enarbolarla tanto. Porque la sororidad, traspasa fronteras, y puede entrar en conflicto con tus privilegios como europea. 



En psicología emocional, se usa una fórmula para calcular el valor el humano: Es igual a la suma de las habilidades y los conocimientos de una persona, multiplicadas por su actitud.
 Tanto las habilidades, como los conocimientos o la actitud, se adquieren y se forman poco a poco a lo largo de la vida, pero la actitud no suma, multiplica. Es su forma de ser y no sus habilidades o conocimientos lo que valoramos en nuestra madre, en nuestro padre, nuestras hermanas y hermanos, amigas y amigos, familia, jefas, compañeras de trabajo, vecinas... La actitud de una feminista hacia otra mujer, hoy en día, debe pasar siempre por el filtro de sororidad. Porque no es el feminismo, (tan manido a estas alturas y tan lleno de connotaciones injustas, y de falsas aliadas que se agarran con la mano izquierda al feminismo y con la derecha al neoliberalismo que nos esclaviza,) lo que nos mantendrá unidas y fuertes, sino la sororidad. En un mundo tan globalizado, es necesario y urgente, para hablar legítimamente de lucha por la igualdad como lo hacemos desde el feminismo, tener en cuenta a todas las mujeres, da igual el rincón del mundo en el que se encuentren. Pensemos globalmente, actuemos localmente. Pero para ello tenemos que reeducarnos todas y cada una. Primero tenemos que deconstruir la competitividad con la que papá patriarcado nos ha educado. No es sencillo. Es mas fácil engañarnos, que conseguir que reconozcamos que hemos sido engañadas cuando todo se disfraza con el mito de la libre elección. Tenemos que convivir con las contradicciones que supone sobrevivir en el injusto sistema capitalista, entre compañeras, sin olvidarnos de que lo somos, estemos cerca o lejos.

"La que esté libre de patriarcado, que tire la primera píldora anticonceptiva"


Es la sororidad, la que nos hace sentirnos iguales bajo un mismo yugo, a pesar de nuestras enormes diferencias. Recurramos a ella, compañeras, para que no nos separen, ahora que nos hemos encontrado. Para seguir sumando.  

Yo estoy cada vez mas convencida de que la invención del feminismo neoliberal es a la lucha por la igualdad entre géneros, lo que la invención de la clase media significó para la lucha por la igualdad entre clases sociales. Pero hasta las feministas neoliberales, que hacen mas daño que bien a mi causa, son víctimas del mismo enemigo. Y es la sororidad, la que nos ayudará a no olvidarlo mientras construimos el mundo que queremos, esta vez con las mujeres. Entre todas, pensando en todas.
Un abrazo sororo,
Trama

miércoles, 14 de marzo de 2018

Las Lentejitas, Teatro Feminista

Las Lentejitas es una compañía no mixta de teatro feminista, nacida en Sevilla en una fría mañana de invierno, al calor de la Huelga Feminista del 8 de marzo.

"Ninguna es una gran actriz, pero juntas transmitimos, que es lo que importa; Como las lentejitas: Una no alimenta, pero un buen plato de ellas..."

Reunidas para trabajar lo que en principio iba a ser una propuesta de teatro foro o teatro invisible, que sirviese de difusión de la huelga, nos pusimos bajo la voluntariosa dirección de Inés, que moldeó el torrente de ideas de expresiones que planteábamos, dándole una forma visual comprensible. Después, fue María quien se encargó de plasmar, negro sobre blanco, aquella primera creación colectiva y convertirla en un guión: 
Había nacido la compañía de teatro feminista Las Lentejitas


Vídeo de la Performance Lentejitas 8M:



 

 




Campaña de Difusión Huelga 8M


YO PARO  #8 M

LA ABUELA TAMBIÉN PARA #8M


8 de febrero: Entrevista en Canal Sur
Enlace entrevista Canal Sur Noticias
#HeVenidoAHablarDeMiHuelga

20 de febrero: Charla Informativa en Casa Sáhara




26 de febrero: Moción de apoyo a la Huelga Feminista 8M en el pleno del Ayuntamiento de Sevilla. Eva Oliva (IU) la presenta y Susana Serrano (Participa Sevilla) que apoya la moción, lee el manifiesto de la Huelga 8M:
Enlace al vídeo de la presentación de la moción de apoyo
Enlace al vídeo de la lectura del manifiesto



1 de marzo: Suenan Timbres, Radiópolis.
Suenan Timbres-Razones del 8M (audio)

3 de marzo: Concentración informativa de la Huelga 8M en Plaza Nueva






6 de marzo: Feminópolis, en Radiópolis
Enlace a Feminópolis



6 de marzo: Charla Informativa en Lebrija.
Reportaje 8 M y entrevista Parte 1 y Parte 2 TV Lebrija
TV Lebrija Al Día: si-nosotras-paramos-se-para-el-mundo

8 de marzo: piquetas en Tele 5, programa de Ana Rosa

12 de marzo: Entrevista de evaluación 8M para EMA-RTV
 http://www.emartv.es/2018/03/12/8m-dia-mujeres-huelga-feminista-balance/#.Wqk05fkX3IV

martes, 13 de marzo de 2018

Huelga Feminista 8M en Sevilla

La jornada de Huelga Feminista 8M en Sevilla para la Asamblea Feminista Unitaria Sevilla empezó, a las 00:00 horas del 8 de marzo; yo, como parte de la Comisión de Información y Difusión, trabajaba desde casa, compartiendo la información que me llegaba y anunciando el inicio de lo que se convertiría en un día histórico, para mí y para el resto del país y del mundo. Servicios mínimos en el Metro de Sevilla:

Las piquetas empezaron con un coro feminista en la Alameda de Hércules que la lluvia no pudo, a pesar de su insistencia, evitar. 
Continuaron a las 8:00h. en diversos puntos de la ciudad. VIDEOS:



A las 8:00 me uní a las piquetas del Nervión. Personalmente, en El Corte Inglés estuve tan inspirada (El cariño viene de lejos...) que fui indiferente a la señora que paseaba por delante con un rosario en la mano llamándonos guarras. 
Al técnico de ECI le costó unos 20 minutos (y probar varios destornilladores) conseguir cerrar la puerta para que los mensajes de mi megáfono, sobretodo contra la publicidad sexista y la tasa rosa, dejasen de resonar dentro, pero lo consiguió: ECI 1 - AFUS 1
Después nos fuimos a desayunar. Por el camino también íbamos informando de la huelga feminista. Nos encontró el reportero de Ana Rosa


La Huelga feminista del 8 de marzo fue global. También fue asociativa. Las mujeres de la comisión de información y difusión estábamos en huelga, no dimos entrevistas, pero acepté contestar a un par de preguntas del reportero de Ana Rosa. Aquí, VIDEO respondiendo sobre la Huelga de Consumo:


Había varios puntos donde los aliados nos prepararon el desayuno a las piquetas, para no dejar de cuidarnos pero tampoco de respetar la huelga de consumo ni la de cuidados. Yo elegí la sede de CGT por la capacidad organizativa que las compañeras de este colectivo habían demostrado previamente y por su cercanía a la plaza del Duque de la Victoria.
Durante el desayuno me llegaron dos noticias, una buena y otra no tanto:
Canal Sur se iba a negro. Una compañera había sido identificada por la policía.

Con energías renovadas tras el desayuno, nos fuimos a la plaza.

 Allí hice mi primera representación con Las Lentejitas, compañía de teatro feminista creada al calor del 8M, que emocionó a muchas. Con esta acción quisimos expresar nuestro dolor y nuestra rabia por las violencias machistas y homenajear a todas las víctimas mortales de esta lacra: Personalmente, mi homenaje mas sentido, y el mas doloroso también, fue a Maripaz, una vecina de Xixón cuyo cadáver acababa de aparecer tras muchos días desaparecida. DEP 

VIDEO de la PERFORMANCE:




Continuamos la agenda prevista, con la concentración a las 13:00 horas; pero el desborde de mujeres luchadoras en la plaza, que ni el viento ni la lluvia pudo aplacar, no estaba previsto. A mi me dio por acordarme de la limitación de perímetro que constaba en el permiso que recibimos tras la comunicación a Delegación de Gobierno de aquella concentración. Entonces, me había preocupado que utilizasen aquella limitación de perímetro para multarnos si se sobrepasaba, como le había ocurrido a la Plataforma 7N y a las Mujeres de Velaluz en huelga de hambre, en Madrid. Y así se lo había expresado a mis compàñeras. Recordando aquella preocupación, no sabía si reir o llorar. Opté por reír. Entre aquella multitud, intentar encontrar a la compañera que había firmado la solicitud del permiso de concentración para comprobar su tranquilidad (o para disponer del permiso en caso de necesitarlo) era misión imposible. Así que, acompañada de Sofía, perdidas y encontradas en una marea húmeda y violeta que era de todas, me limité a respirar profundo y empaparme de los aires de cambio; y a cantar bajo la lluvia o el paraguas, ya daba igual... Incluso me dio tiempo, entre un aguacero y un chaparrón, a sacar alguna foto para el recuerdo.







MANIFIESTO ASAMBLEA FEMINISTA UNITARIA, VIDEO:

Después nos fuimos a comer a la Plaza del Pumarejo, pero ya daba igual donde fuésemos, íbamos en manada. Las mujeres inundamos las calles convirtiendo nuestro paso en una manifestación espontanea con la que, os prometo, las convocantes de aquella concentración ni siquiera habíamos soñado.







Y allí estábamos, mujeres de todas las edades, muchísimas jóvenes. ¡Bienvenidas! Supermujeres... con o sin capa.


Una vez en Plaza del Pumarejo, el aperitivo fue una segunda representación de la performance de Las Lentejitas.
Después, aproveché el reposo de la comida para digerir tantas emociones y disfrutar de las sonrisas que me rodeaban. 


 Y cuando creí que la comida no podía ser más entrañable, de repente, sonó la gaita. Lo que tira la tierrina...

 Aproveché el reposo de las guerreras para repartir los brazaletes de la Asamblea Feminista Unitaria y para hacerme con mi camiseta.


Repartimos la comida que tan amablemente nos habían preparado los aliados de las Mujeres Supervivientes de Violencia de Género de la Casa Palacio de Pumarejo; como hermanas, entre el doble o triple de personas previstas. De postre, tuvimos chirigota y monólogo feministas. VIDEO:

Continué con café, bizcocho; y taller creativo, en Lanónima. Y con fuerzas renovadas, a las 18:00 h. nos pusimos en marcha de nuevo, para unirnos a la manifestación. 



De camino a Plaza Nueva, punto de partida de la manifestación, vimos como las mujeres inundábamos las calles. Si las mujeres parábamos en la carretera, se paraba el tráfico.

 y si las mujeres paramos, se para el tranvía.

Y al llegar a Plaza Nueva, las mas de 100.000 hermanas que nos esperaban nos desbordaron de emociones y un espíritu de lucha que aún estamos saboreando.
 El sabor es dulce, muy dulce, cuando el éxito de la lucha es por justicia social. 



AFUS lo celebró esa noche en La Insumisa, y lo seguimos celebrando, compartiendo sentimientos, reflexiones y anécdotas de este 8 de marzo. La Huelga Feminista se acabó, la lucha sigue.
¿Y ahora qué?
Ahora seguimos:
Asamblea de evaluación 8M + propuestas, miércoles 14 de marzo.