y se desmontan al ver la tumba que es nuestro mar.
Trato de templarlas, como hacéis otros
que oís hablar de ahogados, sin escuchar.
Habéis fletado un barco de indiferencia
y le habéis enseñado a navegar
entre cadáveres de mujeres, de niños
y de hombres que no pudieron llegar.
Malditas las conciencias que flotan
diluyendo la responsabilidad
y las que pasan de puntillas sobre los muertos
dando patadas en la boca a la solidaridad.
Malditos quienes niegan la guerra
mientras las bombas no caen en su hogar.
¡Malditos! ¡Todos malditos!
no os atreváis a dudar:
Esto lo vais a pagar.
La Historia no será la única
que con el tiempo,
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